Muchas veces como padres, madres o maestr@s nos hacemos la misma pregunta, ¿estaremos educando bien a los más pequeños de la casa?, ¿nuestras pautas serán las correctas? o por el contrario ¿estaremos haciendo algo mal?
María Montessori afirmó que “la primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”, una de las tareas que más les cuesta a los padres y que más beneficios aportará en el menor, fomentando su autonomía y su relación e integración con el medio.
¿Cómo conseguimos aportarles esta libertad? Desde Aprendiendo con Sira os mostramos nuestras diez máximas, órdenes o preceptos que creemos que no deben de faltar en la educación de los niños, ya sea en casa o en la escuela. Se trata de unas pautas que fomentarán en los niños la integración en la sociedad, su autonomía y competencias sociales, así como su capacidad de adaptación con el medio y el seguimiento de normas.
No decidas por ellos, guíales
El papel de los padres en la crianza y educación de los hijos es fundamental pero también debemos de darnos cuenta que en un futuro serán ellos quienes deban de tomar sus propias decisiones. Por este motivo, debemos de dejarles cometer sus propios errores y ser consecuentes con sus decisiones. Si que es verdad que intentaremos respetar sus gustos y preferencias en la medida de lo posible marcando siempre unos limites lógicos.
Dialoga. No impongas tus ideas
Es importante establecer un canal de comunicación en el que los niños puedan hablar con los padres sin miedos ni tabúes. Por eso, debemos dejar que ellos también expongan sus ideas y entre todos establecer acuerdos, teniendo siempre en cuenta que los adultos somos nosotros.
Te daré cinco tips para que sea mas fácil llevar a cabo este apartado:
- Debes de ser empático, ponte en su lugar
- Ponte a su altura, agáchate si es necesario
- Habla su idioma, y un lenguaje acorde a su edad
- No eres su amigo, solo mantén un tono amigable
- Aprende a escuchar, eres su ejemplo
Regálales tiempo, no cosas
En el futuro cuando nuestros hijos sean mayores sus recuerdos de la infancia se habrán construido a través de experiencias, excursiones y tiempo de calidad que hayamos pasado con ellos.
Si los trabajos y la rutina del día a día nos impiden pasar tiempo con ellos no lo arreglemos con regalos materiales, propongamos planes diferentes como leer un cuento antes de ir a dormir, cocinar juntas, dar un paseo o jugar juntos a su juego preferido.
Pregunta antes de regañar
Como personas nos gusta que nos escuchen y sobre todo que nos dejen opinar y dar nuestro punto de vista de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Los niños, al igual que nosotros, necesitan explicarse cuando les sucede algo, estén metidos en una pelea, tengan una rabieta o estén felices.
Preguntémosles qué ha pasado, porqué están tristes, cómo se ha hecho esa herida, quién ha tirado la comida, y dejemos que nos lo expliquen para poder determinar qué castigo o no les ponemos.
Establece límites claros
Debemos de tener en cuenta la edad de cada niño y en base a eso establecer límites claros. Como padres tenemos que explicarles esos límites y las consecuencias de incumplirlos o sobrepasarlos. Aunque nos parezcan exagerados para los niños, estaremos contribuyendo a su seguridad y autonomía, ya que pueden actuar libremente sabiendo qué pueden hacer y qué no.
Además el hecho de que existan ciertas reglas garantizará una buena convivencia y un ambiente de paz en el hogar familiar.
Sé un buen ejemplo para ellos
O da ejemplo de lo que pregonas. Si queremos que nuestros hijos se conviertan en ciudadanos responsables de esta sociedad debemos dejarles valores como la honestidad, el sacrificio, la amabilidad, el respeto,… y nosotros somos los mejores ejemplos que ellos pueden tener.
Si nuestros hijos nos ven siendo amables cuando pagamos en el supermercado, nos escuchan dar las gracias a su maestra o dar los buenos días por teléfono, ellos también lo acabarán haciendo.
No hagas lo que ellos pueden hacer
Como padres en muchas ocasiones por falta de tiempo o desconfianza hacia los pequeños acabamos haciendo todo por ellos. Cosas tan simples como abrochar un botón, atarse los cordones, darles de comer, etc, son acciones simples que pueden ir aprendiendo ellos y debemos dejar que lo hagan.
Si todos los días antes de ir al colegio sabemos que tienen que vestirse solos y atarse la cazadora, no por falta de tiempo se lo hagamos nosotros, es mucho más beneficioso para él despertarse 5 minutos antes y poder hacerlo por sí mismo.
Vive y disfruta con ellos
Como decíamos anteriormente, el tiempo de calidad que invertimos con nuestra familia es esencial y es la base de que su educación sea sana y feliz. Intentemos pasar tiempo con ellos en su infancia para que nos lo puedan agradecer en el futuro.
Establece rutinas
Al igual que los limites claros, el establecimiento de rutinas ayudará a tener unas pautas claras y unos horarios fijos que él podrá seguir de manera autónoma cuando haya entendido la rutina.
Hazles partícipes
Se trata de un núcleo familiar y como tal todos los miembros de la familia deben aportar su granito de arena. Como adultos responsables debemos de dejarles opinar, dar sus ideas sobre lo que está bien o mal, o incluso conocer sus preferencias sobre el destino de vacaciones, y siempre valorarlas, aunque más tarde en la medida de los posible podamos seguirlas o no.
Te dejo por aquí este póster con un resumen de todo lo que hemos hablado con este post. Puedes descargar la imagen y compartirla.