Los niños y niñas necesitan una seria de normas y límites para sentirse seguros, son los padres y maestros los que debemos de proporcionarles estas pautas para que ellos puedan actuar sabiendo qué está bien y qué está mal. Durante muchos años, y más en la actualidad, por la carga de los trabajos y la falta de tiempo, los padres y madres abusan del término «NO» para corregir las conductas no deseadas o aquello que se sale de los patrones que ellos quieren fijar.
En este post os propongo cambiar esa palabra por expresiones donde se les explique a los niños qué está pasando, el porqué está mal determinada cosa o cómo debería de hacerla para estar bien. Desde el punto de vista psicológico, cuando un niño escucha demasiadas veces una palabra, en este caso la palabra «NO», deja de oirla y por tanto de darle el significado que verdaderamente tiene.
¡OJO! La palabra «NO» si puede estar dentro de la crianza de un niño, pero siempre discriminando su uso y diciéndola en momentos puntuales donde haya un peligro visible (acercarse a una ventana, pillarse una mano, cruzar el paso de cebra,…) o como negativa a una pregunta que no tiene otra respuesta posible. Gracias a esto, el niño también aprenderá a controlar su frustración ante estas respuestas, a empatizar con el resto de la sociedad e incluso en su adolescencia a decir «no» a su grupo de iguales cuando no quiera hacer una cosa.
En este post os propongo aprender a decir «NO» sin decirlo, a buscar estrategias, reflexiones y diálogos más constructivos que nos lleven a conseguir mejores resultados que una rabieta, un enfado o lloros.
Es muy importante que los más pequeños de la casa sientan que les entendemos, comprendemos y empatizamos con sus emociones, y para ello debemos tener una ESCUCHA ACTIVA, la misma que querremos que tengan ellos con nosotros (como siempre digo, debemos ser sus modelos). Por ello, os propongo alternativas a la palabra «NO» y al momento de «enfrentamiento» con tu niño:
- Dar explicaciones simples del porqué de lo que está pasando.
- Proponer otras opciones POSITIVAS.
- Redireccionar su atención hacia otra cosa.
- Tener palabras claves para llamar su atención y que entienda el mensaje.
Al principio puede resultarnos difícil quitar esta manía de decir «NO», pero entrenando y practicándolo veremos que los efectos que tienen en el niño, en nosotros y por consiguiente en la vida familiar son solo positivos. Os dejo por aquí unos ejemplos para que podáis ponerlos en práctica.