La psicomotricidad permite al niño desarrollar sus posibilidades motrices, expresivas y creativas, invitándole a participar en ejercicios que sean acordes a su edad y al momento evolutivo en el que se encuentra.
El término psicomotriz se divide en dos partes: el psiquismo y el motriz ambos necesarios para construir el desarrollo físico total de una persona. Por ello, si hacemos referencia al primer término estaremos incluyendo la parte de actividad psíquica donde tienen cabida la parte socioafectiva junto con la cognitiva. Sin embargo, cuando hacemos referencia al segundo término, hablamos del grado de perfeccionamiento de los movimientos físicos en el menor, tanto los que comprenden la psicomotricidad fina, como la gruesa.
Es muy importante que la psicomotricidad esté presente en el día a día del niño ya que gracias a ella se estimulan los sentidos y las relaciones entre el cuerpo y la mente, se le da la posibilidad de descubrir y expresar sus capacidades, organizar los movimientos en un espacio y un tiempo, crear seguridad en sus movimientos y respetar el espacio de los demás.
¿Cómo podemos plantear estos ejercicios en casa? ¿No se nos ocurren ideas en las que se muevan y además aprendan contenidos? El juego es la solución, dirigido por el adulto pero dejando siempre la parte libre de la actividad, de esta manera conseguiremos que su desarrollo psicomotor se incremente a través de la gamificación.
Os propongo una variación del juego «Twister» (actividad para 3-4 años). Como podéis observar en la imagen se trabajará el reconocimiento y conocimiento de los colores y de las figuras geométricas, y además afianzaremos la lateralidad con derecha/izquierda (aunque es importante saber que a estas edades están comenzando a trabajarla y comprenderla, por ello, no debemos presionarles con la adquisición de este concepto).
Un paso importante a estas edades es explicar al principio las reglas que tenga el juego, siempre pocas y sencillas para que puedan entenderlas y cumplirlas. A continuación se reparten los papeles (que podrán alternarse más adelante), uno será quién de la orden (ej. mano derecha al triángulo rojo, enseñando el triángulo y el color rojo) y otro quien asocie los dos términos y la ejecute.
De esta manera, al enseñar la representación gráfica de lo que pedimos (ej. triángulo y el color rojo) el niño tendrá que asociar los dos términos y discriminar entre toda la alfombra aquel que es exactamente igual al que le enseñamos.
¿Estamos trabajando con niños mayores?,¿queremos complicar el juego? Quien da la orden ya no enseña nada, sino que solo lo dice de manera oral, el niño que la ejecute de esta manera tendrá que crear la imagen en su cabeza de aquello que le pide, sin tener ningún referente que le de la ayuda necesaria.
Fácil y divertido, y además podemos jugar todos en casa.